Nuestra mente es un jardín, puede ser bello, fresco y estar rebozante de hermosas plantas y flores, nuestras ideas positivas.
Debemos cuidarlo y evitar que por negligencia y descuido que en él abunden las malezas, el desorden, la ruina, nuestros pensamientos negativos que entran a cada momento sin darnos cuenta.
Para mantener nuestro jardín hermoso tenemos que trabajar a diario en él, para más tarde disfrutar de su belleza y sus hermosos frutos. Es un trabajo contínuo y arduo al principio, luego todo es fácil y sencillo. Tenemos que aislarnos de la negatividad que nos rodea y permitirnos esos pensamientos hermosos que nos llevaran a la vida que queremos.
Debemos acompañar a estos pensamientos positivos con la emoción, la alegría, la certeza y la fé de que ellos son lo que anhelamos para que puedan dar el salto a nuestro subconsciente y cambiar nuestra vida.